En busca de objetivos asequibles.
Los continuos fracasos nos convierten en seres pasivos, llenos de inseguridades y miedos. A esto en muchas ocasiones, se suma la desgana. Esta desgana es producto de la indefensión aprendida: "Si después de haber intentado algo muchas veces, no lo he conseguido, para qué voy a seguir intentándolo". No nos merece la pena el esfuerzo cuando los resultados son nulos. Desistir de los objetivos. A veces, a quién recomienda seguir intentándolo hasta que lo consigamos. Con el desgaste que produce seguir chocándonos con la misma barrera una vez y otro. Con la moral por los suelos, ya ni nos quedan fuerzas para seguir levantándonos. ¿Por qué no desistir simplemente? No rendirnos, si no desistir. Decidir que no se quiere continuar con el objetivo o con la situación. Saber parar a tiempo, puede ser una victoria. Malgastar recursos inútilmente en algo, una derrota. En nuestra cultura, dejar las cosas a medias, es un defecto. En el mundo racional, es una virtud saber cambiar a